El Fechador 1854
Los Fechadores Baeza, usados desde 1842, estaban ya muy desgastados en la década de 1850, lo que provocaba las quejas de usuarios y del personal de Correos, que en muchas ocasiones no podían saber el lugar o la fecha de procedencia de las cartas. Es por ello que en septiembre de 1853 una Real Orden dicta que se sustituyan los antiguos fechadores por unos nuevos, pero no será hasta el año siguiente, 1854, cuando realmente se pongan en funcionamiento, apareciendo entonces el conocido como Fechador de 1854, Fechador 1854 o Fechador Tipo I.
La reforma del correo en 1854
Lo cierto es que, además de la aparición del nuevo fechador, en el año 1854 se produjeron varios cambios importantes en el correo.
Por un lado algo inaudito: se rebajarán las tarifas de Correos, pasando de 6 cuartos a 4 cuartos el coste por el envío de cartas de hasta media onza de peso.
Por otro lado se produjo una profunda reforma en la organización postal española, establecida desde 1842, creándose una Administración Central en Madrid de la que dependían 36 administraciones principales divididas en seis clases. De estas, a su vez, dependerán las estafetas subalternas. Es en esta reforma cuando las dependecias postales de las oficinas empezarán a ceñirse a los límites provinciales instaurados en 1833.
Uso del Fechador 1854
Fruto de esta reforma se creó también un nuevo cuño para fechar las cartas. A partir del 1 de junio de 1854 en Madrid, y desde septiembre en el resto de administraciones, se comenzó a usar este nuevo fechador, de 22 milímetros de diámetro y tipografía recta, con el nombre de la estafeta arriba y la provincia (o un asterisco en las administraciones principales) abajo.
No era un matasellos. Al menos en esta época no se usó como tal, ya que para la misión de anular los franqueos las oficinas seguían contando con el matasellos parrilla. Su misión era referenciar el día y la oficina de origen de las cartas, para lo que se estampaban de forma bien visible en el frente de las cartas. También debía ponerse la marca de la oficina donde llegada el correo, esta vez en el reverso.
El fechador de 1854 se usó hasta el año 1857, cuando fue sustituido por otros fechadores similares, algo más pequeños y con la fecha en cursiva: los erróneamente llamados Fechadores de 1857.
El fechador 1854 es, además, testigo del cambio definitivo del modo de envío del correo en España, ya que hasta el 1 de julio de 1856 se pudo seguir enviando la correspondencia al estilo prefilatélico, es decir, sin ser franqueada con sellos en origen y cobrando al destinatario el porte de la carta. Eso sí, si la tarifa normal para cartas enviadas con sellos era de 4 cuartos, la correspondencia que se enviaba al estilo antiguo debía pagarse por el destinatario con el doble de la tarifa: 8 cuartos, marcándose el valor en el frontal de la correspondencia con un cuño de porteo prefilatélico.
También el fechador 1854 marcó toda la correspondencia oficial, muy abundante en la época, y que también circulaba sin sellos y con el porteo marcado en el frente de los envío, esta vez para poder llevar las cuentas del servicio de Correos.
Finalmente podemos destacar otro uso extemporáneo del fechador, usándose como matasellos. Tras la sustitución del cuño en 1857 la Central de Correos en Madrid no pidió el envío de los cuños para su retirada, por lo que la mayor parte de ellos quedaron en las oficinas correspondientes. En esas oficinas, cuando se necesitó un matasellos de emergencia, o por cualquier otra necesidad, se pudo hace uso de ese cuño, esta vez utilizándolo bien como matasellos, bien como fechador.
El fechador 1854 en la provincia de Guadalajara
La reforma del correo de 1854 dejó a Guadalajara capital como administración principal de 5ª categoría. De ella dependerán todas las estafetas de la provincia, además de todas las de la provincia de Soria.
En la provincia de Guadalajara se montarán subalternas en las localidades de Alcolea del Pinar, Atienza, Brihuega, Cifuentes, Cogolludo, Hiendelaencina, Jadraque, Molina de Aragón, Pastrana, Sacedón, Sigüenza y Torija.
Todas ellas deberían haber recibido el nuevo Fechador 1854, pero en dos, Torija y Sigüenza, no se ha constatado su uso por diferentes motivos:
- En Torija quizá porque no llegase a tenerlo o, más probable, porque dada la escasa correspondencia nacida en la localidad no ha llegado a nuestros días ninguna carta con la impronta. Al menos nosotros no hemos visto ninguna aún.
- Sigüenza, que no debió recibir el cuño, por lo que continuó fechando sus cartas con el Fechador Baeza hasta, al menos, abril de 1858.
De todas las demás estafetas conocemos sus marcas.
Fechador 1854 de Alcolea del Pinar
Fechador 1854 de Atienza
Fechador 1854 de Brihuega
Fechador 1854 de Cifuentes
Fechador 1854 de Cogolludo
Fechador 1854 de Guadalajara
Fechador 1854 de Hiendelaencina
Fechador 1854 de Jadraque
Fechador 1854 de Molina de Aragón
Fechador 1854 de Pastrana
Fechador 1854 de Sacedón
Periodo de uso y colores del Fechador 1854 en Guadalajara
El Fechador 1854 se debió comenzar a enviar a las administraciones principales y subalternas en septiembre de 1854, siendo la primera carta conocida con la marca en la provincia una de Guadalajara de 15 de septiembre de 1854.
El cuño fue sustituido tras la reforma del Correo de 1857, recibiendo de la Central un nuevo fechador, el llamado Fechador 1857, o mejor aún, la máquina de sellar de Cosme García.
A pesar de esta sustitución, en Guadalajara capital se constata el uso del Fechador 1854, usado como matasellos, al menos en 1861 y 1864.
En los primeros años fue bastante generalizado el uso del fechador 1854 en color rojo, probablemente por la inercia de usarlo con las mismas tintas que se usaban para el fechador Baeza. Así, son conocidas improntas en rojo en Cifuentes, Cogolludo, Guadalajara, Jadraque, Molina de Aragón y Sacedón. Algunas de estas oficinas siguieron fechando con la tinta roja durante todo el periodo, pero otras se pasaron al negro. Especial caso es el de la estafeta subalterna de Hiendelaencina que fechó en azul durante todo el periodo.
Todo lo referente a este Fechador 1854 y una catalogación de las marcas conocidas en toda España lo podemos encontrar en el libro de Luis Pérez “El fechador de 1854” y en la magnífica página web de San Filatelio.
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